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El trastorno de déficit de atención (TDAH) es un trastorno de neurodesarrollo cuyas bases son genéticas y neurobiológicas ocasionado por un bajo flujo neurotransmisores (Dopamina y Norepinefrina) en la sinapsis neuronal, que afectan tanto el desarrollo cognitivo como también aspectos emocionales de quien lo padece, donde sus principales síntomas son la inatención, la impulsividad e hiperactividad y es quisás de los más comunes en la actualidad por su dificultad diagnóstica debido a las diversas comorbilidades que presenta como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. En México se estima que alrededor del 5 al 10% de los niños y adolescentes presentan TDAH. Actualmente el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-V) es la literatura utilizada para su diagnóstico basandose en aspectos conductuales, pero en la práctica clínica o médica como tal no existen estudios precisos que permitan identificarlo con base a la naturaleza biológica del mismo. En cuanto a los tratamientos farmacológicos más comunes, el uso de estimulantes como el metilfenidato (MPH) es el fármaco por excelencia de primera línea de tratamiento para disminuir la sintomatología del TDAH adquiriendose en sus presentaciones comerciales como Ritalin, Concerta o Tradea. En cuanto la efectividad del medicamento, se han realizado diversos estudios donde aproximadamente el 70% de los tratamientos han respondido adecuadamente frente a a la triada sintomatológica del TDAH en niños.