Si hay algo que no podemos omitir a partir de ahora, luego de haber atravesado por ya casi dos años la pandemia de COVID-19, es la intrínseca relación entre política y muerte. Relación que, aunque ya no podamos pasarla de largo, no deja de presentársenos veladamente: ¿qué tipo de lazo, qué modo de vinculación hay entre ambos problemas? ¿Qué significa decir que pensar la política es pensar la muerte, qué quiere decir que la política no parezca poder ser hoy sino una política contra la muerte?

En este marco, esta ponencia busca sostener que la obra de Elías Canetti ofrece una propuesta teórico-política de reelaboración de la manera en que la política debe relacionarse con la muerte y con la supervivencia. Todos sus textos son una búsqueda de resolver esta aporía: no hay política posible si no es como una lucha imposible contra la muerte, pero al mismo tiempo la muerte es lo que habilita la política. El carácter originario de la supervivencia desgarra en Canetti toda pretensión de prescindencia de la política: si el poderoso es el supervivente, existe un imperativo ético, luego del exterminio masivo del siglo XX, de vivir sin ser supervivientes; pero siempre ya -y cada vez más- “estamos sobre un montón de muertos”.

Esta ponencia buscará afirmar entonces que Canetti sostiene la ambivalencia de la muerte como fin y como principio de la política: La muerte es el fin de la política, su límite, su frontera irrebasable, y sin embargo hay política porque hay muerte; no hay política sin la conciencia de la supervivencia en la medida en que ese “montón de muertos” sobre los que estamos “encarnan” la meta principal de la política: la universalidad y la igualdad. No hay política a pesar de los muertos que nos preceden, sino precisamente por eso.