La investigación tuvo como objetivo conocer el impacto de la mediación entre una madre y su hijo adolescente en la realización del derecho de niñas, niños y adolescentes a ser escuchados y participar en las decisiones que les afectan. El proceso se llevó a cabo en Orientarte, espacio educativo del Centro de Promoción y Asesoría Juvenil A.C., en Parajes de San Isidro.

Se utilizó una metodología predominantemente cualitativa. Se audio-grabaron y transcribieron las seis sesiones de mediación y se realizó una entrevista de evaluación a cada uno de los participantes. El análisis de los datos cualitativos se hizo a través de una codificación selectiva en el que se incluyeron las siguientes categorías: 1) Presencia de violencia; 2) Relación y pautas de interacción; 3) Derecho a ser escuchado; 4) Participación por parte del adolescente en las decisiones que le afectan.

El impacto del proceso se evaluó también mediante la aplicación de la Escala de Comunicación Familiar (Rivadeneira y López, 2017) al inicio y al término del proceso. La escala evalúa comunicación en áreas como respeto y libertad para expresar con honestidad ideas, creencias y preocupaciones entre generaciones, la confianza y el “tono emocional” existente en las interacciones entre los miembros del grupo familiar.

Según la experiencia y evaluación de los participantes, se observa cambio en su manera de interactuar y comunicarse, específicamente en la disminución de la violencia y el incremento en el reconocimiento y la escucha mutuos. La madre narra una actitud más participativa y responsable del adolescente; por su parte, el adolescente reconoce ser más tomado en cuenta y tener mayor oportunidad de participar en algunas decisiones, así como sentir que sus opiniones y necesidades son más escuchadas.