Última modificación: 2025-06-20
Resumen
Las actitudes de los padres hacia la educación, sus niveles educativos y su estatus socioeconómico afectan el rendimiento académico de sus hijos e hijas. Los factores socioeconómicos y la ocupación de los padres pueden influir en los recursos disponibles para los estudiantes, lo que puede afectar su rendimiento académico (Rodríguez et al., 2014).
En este panel se presentan los resultados preliminares de dos trabajos de investigacion en curso referentes a adolescentes. El primero, “Impacto de la crianza en el rendimiento académico en estudiantes de educación secundaria” de Yamileth Velázquez Cordero y el segundo, “Relación entre el uso excesivo del celular impulsado por redes sociales y su efecto en el rendimiento académico de los adolescentes de segundo año en la Secundaria Técnica 90” de Jimena Quezada Rivera. El primero explora la influencia de un ambiente familiar positivo, caracterizado por la calidez, el apoyo y la estimulación intelectual, fomenta la sensación de seguridad y fomenta la exploración, que son esenciales para un aprendizaje óptimo (Musengamana, 2023). El segundo analiza que si bien, el uso de teléfonos celulares puede tener efectos en la función cognitiva, también inciden otros elementos (Attia et al., 2017). Algunos estudios muestran que el uso de teléfonos inteligentes en clase para realizar trabajos académicos puede mejorar la comprensión del tema por facilitar mayo acceso al conocimiento (Huey y Giguere, 2022). Sin embargo, los teléfonos móviles pueden ser un riesgo de ciberacoso que dañe la salud mental de los estudiantes, pero también pueden moldear su sentido de conexión o pertenencia a grupos sociales, lo que puede proteger su salud mental (Campbell et al., 2024).
La crianza autoritaria, caracterizada por altas expectativas combinadas con calidez, capacidad de respuesta y comunicación clara, se asocia con un mayor rendimiento académico (Porumbu y Necşoi, 2013). Por el contrario, la crianza autoritaria que enfatiza el control estricto y la obediencia, puede acabar con la creatividad y el pensamiento independiente, lo que podría obstaculizar el progreso académico. La crianza permisiva, marcada por bajas expectativas y una falta de disciplina constante, puede conducir a una falta de concentración y motivación en la escuela (Porumbu y Necşoi, 2013).
Además, las expectativas de los padres respecto al potencial académico de sus hijos pueden moldear significativamente las creencias propias y la motivación de sus hijos (Loughlin-Presnal y Bierman, 2017). El nivel de educación alcanzado por los padres también juega un papel crucial: padres alfabetizados están mejor equipados para brindar apoyo académico y orientación a sus hijos, lo que conduce a un mejor rendimiento en las pruebas estandarizadas (Brew et al., 2021). Los padres con un alto nivel educativo pueden elegir conceptos educativos avanzados, comprender las necesidades educativas de sus hijos, comunicarse eficazmente con sus hijos en la práctica educativa y crear un buen ambiente familiar (Xiao-man, 2023). Las expectativas de los padres pueden actuar como profecías autocumplidas, y los niños a menudo internalizan las creencias de sus padres sobre sus capacidades. Por ejemplo, los niños cuyos padres tienen altas aspiraciones académicas para ellos generalmente tienen una mayor autoeficacia académica en comparación con los niños cuyos padres no las tienen (Zhang et al., 2010).
La presencia omnipresente de los teléfonos inteligentes en la vida de los adolescentes presenta un arma de doble filo, que ofrece tanto ventajas académicas como posibles dificultades (Amez y Baert, 2020). La conectividad facilita el acceso inmediato a la información y las oportunidades de aprendizaje colaborativo, lo que puede enriquecer la experiencia educativa (GU, 2024). Sin embargo, esta accesibilidad suele ir acompañada de distracciones de las plataformas de redes sociales y otras aplicaciones no académicas, lo que puede impedir significativamente la capacidad de los estudiantes para concentrarse en sus estudios (Amez y Baert, 2020).
Las investigaciones han revelado que el uso excesivo del teléfono móvil se asocia con una serie de consecuencias negativas, como la disminución de la capacidad de atención, el deterioro del control cognitivo y el aumento de la impulsividad, todo lo cual puede contribuir a peores resultados académicos (Cutino y Nees, 2016; Kaur y Kaur, 2020). Además, el atractivo de la gratificación instantánea y la validación social proporcionada por las redes sociales puede fomentar una dependencia de estas plataformas, desviando la atención y el esfuerzo de las actividades académicas (Hawi y Samaha, 2016). La facilidad de acceso a los contenidos digitales a través de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos ha creado un panorama mediático expansivo y diverso, que obliga a los adolescentes a navegar por una compleja red de información e interacciones sociales (Gupta et al., 2022). Además, la naturaleza siempre encendida de los teléfonos inteligentes puede alterar los patrones de sueño, lo que provoca fatiga y reducción de la función cognitiva, los cuales son esenciales para el éxito académico.