Los hábitos alimenticios de las personas en condición de migración se relacionan con las prácticas alimentarias tradicionales de sus lugares de origen. Los procesos migratorios representan cambios en las condiciones socio-políticas y socioemocionales, y también generan impactos en relación a los cambios en la alimentación y algunos factores que ponen en riesgo la salud; factores como la inclusión de alimentos industrializados representan un problema de salud pública.

El hecho de dejar el territorio y los lugares de origen convierte a la alimentación en un vínculo que permite fortalecer la identidad, la cultura y las tradiciones. Para mantener vigente la práctica cultural alimentaria, las y los migrantes realizan una serie de adaptaciones de los ingredientes que les aporta el nuevo lugar de estadía. Las estrategias que los migrantes desarrollan incluyen también la incorporación de conductas alimentarias poco saludables.

Esta investigación consistió en realizar una recuperación documental sobre los hábitos alimenticios tradicionales e identificar las prácticas alimenticias locales que generan riesgos en la salud de las personas migrantes. Se utilizó una metodología de investigación documental. Los resultados mostraron que la comida tradicional tiene componentes alimentarios que corresponden a prácticas gastronómicas culturales y con fuerte arraigo en la identidad y validación social; los estados del norte del país, aunque llevan a cabo prácticas tradicionales de alimentación, también mantienen conductas alimenticias asociadas a la influencia del país del norte, puesto que se incorporan alimentos mayormente presentes en las comidas y bebidas rápidas.