Última modificación: 2021-08-10
Resumen
La crisis de octubre y noviembre de 2019, acaecida en Bolivia, representó un suceso sin precedentes en la reciente historia política del país, puesto que la agudización de un proceso de tensión que había antecedido a dicha elección precipitó la anulación de las elecciones y la convocatoria a nuevos comicios que sin embargo no surtieron efecto, debido a que los sectores opuestos a la continuidad de Evo Morales en el poder, irrumpieron frenéticamente, provocando la ruptura del orden constitucional y la interrupción de su mandato. Ello, sustentado en la idea del fraude electoral, que habían ido desplegando las oposiciones desde que Morales desconociera los resultados del Referéndum del 2016, mismos que le negaban la posibilidad de ser reelegido. A la renuncia de éste, y bajo el amparo de la movilización de las oposiciones, que de la mano de las fuerzas armadas y policiales removieron la memoria de los golpes de Estado, sucedió así la instauración de un gobierno provisional bajo forzados mecanismos, que parecía ser la consumación de un Golpe de Estado que Morales ya había advertido antes de su caída. Más allá de lo entrampada que se encuentra la opinión pública entre esas dos narrativas, esta propuesta busca aportar al debate analizando la representación del fraude electoral y el golpe de Estado, en su proceso de construcción. Plantea que ambas representaciones fueron desplegadas con un sentido defensivo por sus actores, y legitimador de sus acciones, en la medida en que se fue intensificando la polarización social y política. Metodológicamente esta propuesta se ubica en los análisis sobre eventos que en términos de recursos analíticos depende de las fuentes de segunda mano, especialmente la información difundida por la prensa del país, que da cuenta del desarrollo progresivo de un fenómeno.