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La actividad industrial impacta significativamente tanto en la economía como en el medio ambiente, ya que procesos como el curtido de pieles, la galvanoplastia, y la producción de químicos generan cromo hexavalente (Cr VI), un contaminante tóxico. Para medir su concentración, se prepara una solución madre de cromato de potasio y se diluye en diferentes concentraciones. Luego, se ajusta el pH y se utiliza difenilcarbazida para generar un color que permite medir la absorbancia en un espectrofotómetro UV-Vis, creando una curva de calibración. Los materiales biobasados, como el micelio y el bagazo de agave, demostraron diferentes capacidades de adsorción de Cr (VI) según el pH de la solución. A pH 5 se obtuvo la mayor adsorción, destacando el bagazo de caña tratado. Esto sugiere que el pH y las características químicas del micelio influyen en la capacidad de captación del contaminante.