México ha pasado por problemas de delincuencia de distintos tipos, extorsiones, secuestros, homicidios, robo a vehículo, etc. que se han recrudecido a partir de la llamada guerra contra el narcotráfico, los crímenes se incrementaron en parte por dicha guerra y en parte como efectos coyunturales de falta de repercusiones legales, castigos y una cultura y normalización de la violencia.  Estos crímenes trajeron repercusiones a la economía del país a través del cobro de derecho de piso, secuestros y miedo en general que inhiben la inversión.

En México más de la mitad de los trabajadores se encuentran en la informalidad, esto tiene consecuencias negativas con la seguridad social, la recaudación de impuestos, la pobreza, salud pública, acceso al crédito entre otras, que limitan el crecimiento y el desarrollo económico del país.

La criminalidad limita la inversión económica y la creación de empleos formales lo que orilla a los individuos a trabajar en la informalidad. Por otro lado, el empleo informal al no contar con prestaciones de salud, vivienda, ahorro, aguinaldo, días festivos, etc limita a los individuos a vivir al día. Esta limitante es un factor social que puede empujar a los individuos a actividades ilegales mas lucrativas en el crimen.

Para probar lo anterior se creo un panel de datos estatal con series temporales entre 2012 y el 2019 que analiza la relación bidireccional entre el empleo informal y el crimen completado con variables de control de educación, inversión y desintegración familiar.

Se encontró la bidireccionalidad, los efectos del crimen sobre la informalidad son mas inmediatos que los efectos del la informalidad sobre el crimen.